jueves, 8 de marzo de 2018

Flor Pucarina

V23_Canciones_vb
FLOR PUCARINA

Siempre que salía del puesto
cuando iba a tomar desayuno
salía del mercado 3 de febrero
Cruzaba la calle para ir al lado
pero antes había un ventorro

Qué, de una radiola antigua
Emitía casi siempre huaynos
de Flor Pucarina, sus canciones,
que con voz aguardentosa
acompañaban los borrachos

Olía el local  a vaho pestilente
Como huele la cantina  pobre
Clientes mayormente paisanos
de la dicha cantora de huaynos
-cuando iba yo por allí, siempre-

Gente humilde  zona de abastos
pequeños mercas  estibadores
A esa hora, diez de la mañana
habían sacado provecho al día
Luego de segar madrugadas frías


En vez de reparador desayuno
con un compañero de trabajo
albor con dos cervezas al hilo
expulsando humo del tabaco
cogiendo letra a su infortunio

fono captaba en el  disco a ella (1)
cantaba al mal pago del amor
añoranza al terruño y decepción
que eran desencantos de su vida
pero también  de alegrías  y amor

A la entrada de violín y el arpa
ella apostillaba alguna copla
y con su jaleo característico
con voz recio cantaba luego
que vibraba  la radiola vieja

Solo la vi una vez de cerca
en el antiguo coliseo cerrado (2)
Creo que  yo venía del estadio
caminando por la veintiocho (3)
entré, al ver la puerta abierta

Ya la habían franqueado
o sea ya terminaba la faena
y ella era la estelar del día
Al oír su voz por el acústico
entre pues ávido  conocerla

Justamente salía apoteósica
por una puerta de la carpa
al vestidor (rincón del recinto)
Tenía que cruzar breve trecho
ante el corro que se abstraía

Pollera brillante y elaborada
a bordado y encaje llamativo
confeccionada con ágil  mano
flores animales vistas tenía
y su nombre en dorado hilo

Blanca hermosa como diosa
tacones altos negros calzaba
hacíala  más alta de lo que era
La rueda del gentío la seguía
y algunos paisanos le aplaudía

Como nunca yo la había visto
al tener una voz carrasposa
pensaba mujer a hombrada
En un momento hizo un alto
y era oh una mujer agraciada

Miró seriamente el contorno
sacó del prendedor un pañuelo
y su boca acorazonada tapó
para caminar al descampado
cubriéndose del viento helado

A mis paisanos todo y nada
-pensaba de nos, supongo-
Por su humildad les respeto
Pero no, a confianza excesiva
Una da la mano y se van al codo

Hete ahí como que no la entendía
pero luego vi cosa bochornosa
A otras novicias que por allí salía
ese mismo tropel la manoseaba
le metían la mano bajo su pollera

Ahora comprendía a La faraona
que se solidarizan con el pueblo
pero tenía coraje para frenarlo
y la diosa del amor así lo había
con la mirada dura que hubo dado.
__
(1)La faraona como la llamaban,  su última presentación 25 nov 1986 de Leonor Efigenia Chávez Rojas (Pucará, Huancayo, Perú, 22 de septiembre de 1935 — Lima, 5 de octubre de 1987). Llegó a la parada en el 44 a trabajar, justamente por los alrededores donde estaba el bar con la radiola o rockola
Su salud se vio afectada por una infección renal que luego se degeneraría en una metástasis generalizada. Postrada en una cama del Hospital Edgardo Rebagliatti y presintiendo su muerte, grabó a inicios de 1987 para el Sello Chasqui, el huayno "Mi Último Canto" de la composición de Paulino Torres, le siguieron también "Presentimiento", "Dile", "Trencito Macho" dicho registro musical coincidió con la celebración de sus 25 años de carrera artística. Lamentablemente el 5 de octubre, dejó de existir en dicho nosocomio . El 7 de octubre su féretro en hombros recorrió durante todo un día las principales calles de Lima, acompañada por una multitud que cantaba y lloraba. Llamando así la atención de la prensa, que buscó explicarse tal manifestación de dolor de miles de peruanos ante la muerte de una persona, desconocida por el mundo "oficial" hasta pocas horas antes. Sus restos reposan en el Cementerio de El Ángel de Lima.

(2)cerrado como un carpa de circo en realidad se llamaba Coliseo Nacional
(3)av. 28 de julio desde la 1ª. cuadra hasta la última


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