V21_¡DÉJENME…DÉJENME!
Mi abuelo Cenicio solía
hacer negocios por los pueblos de Yauyos
Sierra de Lima
Pero como quería ir acompañado
Invitaba a uno de sus amigos
de su pueblo
Esa vez llevó a un vecino
-padre de un cantante-
No me recuerdo su nombre pero llamaré Anomías
Cenicio y Anomías bajaban
por la quebrada paralela al río
Llevando damajuanas vacías
en los burros
Para traer vino del valle
de Cañete
Cuando la noche les llegó
al fondo del barranco
Decidieron pernoctar en un
corral abandonado
Cenicio se dispuso a
preparar el hogar para la cena
Cuando notó que había un
fogón preparado
Tocó la ceniza y aún
estaba tibia
Signo que el arriero
anterior no hacía mucho lo había dejado
Entonces sobre el hornillo aumentó unos sarmientos
y se disponía a reavivar
el fuego
Cuando escucharon una voz
plañidera
¡Déjenme…déjenme!
Cenicio y Anomías oyeron de
nuevo
Y la voz salía del fogón
Con una vara removió la pavesa
Y vieron un corazón
humano
Entonces comprendieron
Un pishtaco* había desaparecido
el cuerpo de un infortunado
Y la víscera había dejado
en el fogón
¡Déjenme…déjenme!
Y le faltaron pies para correr.
__
*El pishtaco es un personaje
mitológico de la tradición andina, especialmente en Perú y Bolivia; proviene
del quechua pishtay (decapitar, degollar o cortar en tiras), asesino a sueldo,
surge entre la población de los Andes peruanos, en especial en los
departamentos de Junín, Huancavelica, Cuzco, Ayacucho, Apurimac, Pasco y la
sierra de Lima, en las épocas de construcción de ferrocarril, carretera o
explotación intensiva de la minería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario