SÓCRATES Y XANTIPA
Son muchas las anécdotas que nos han
llegado acerca de la vida de Sócrates. En especial, de su relación con Xantipa,
su malhumorada esposa.
Nietzsche lo pone como ejemplo de la
contradicción que se da entre los términos “filósofo” y “casado”. Siempre se
muestra a Xantipa haciendo la vida imposible a su marido, y este, con pleno
dominio de sí mismo, aguantándolo todo. Alcibíades le dijo que cómo soportaba a
Xantipa siempre injuriándole; Sócrates le contestó: “Pues lo mismo que uno se
acostumbra al ruido continuo de una polea de pozo, como aguantas tú el graznido
de tus gansos”; “Pero –le interrumpió Alcibíades– me dan huevos y crían”;
“También me da a mí Xantipa hijos”, terminó el filósofo.
En otra ocasión Alcibíades, admirado por
las violencias impertinentes de la mujer de su maestro, preguntó a Sócrates que
por qué no había expulsado de su casa a una mujer de tan pésimo carácter.
Sócrates le dijo calmadamente: “Soportando estos arrebatos en mi hogar, me
ejercito, y me acostumbro para sobrellevar sin trabajo las impaciencias y las
injurias de otros fuera de mi casa”.
También se cuenta que en cierta ocasión su
esposa estaba tan descontrolada que se desbordó en improperios y luego le
arrojó una palangana llena de agua. Él tomó las cosas con calma y dijo a los
que allí estaban: “No os sorprenda que tras los truenos venga la lluvia”.
En fin, siempre en Sócrates tenemos al
modelo de filósofo que lleva a la práctica aquello que enseña, aquello en lo
que cree.
Por último, hay que decir, en honor a la
verdad, que Xantipa permaneció fiel junto a Sócrates hasta que en la prisión le
fue dado beber la cicuta.
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