JOAQUIN PHOENIX
https://elpais.com/elpais/2019/10/28/icon/1572258742_056699.html
“Mi hermano está en el suelo, se va a morir”: los días
difíciles de Joaquin Phoenix
Pasó por una secta, por una clínica de desintoxicación, por
la tragedia de perder a su hermano... Soberbio actor y persona desconcertante,
está arrasando con 'Joker'
Tenía solo 19 años. Joaquin Phoenix vivió tan de cerca la
trágica muerte de su hermano que ni un escuadrón de psicólogos podría haber
enderezado la vida de ese desdichado muchacho. La muerte por sobredosis de
heroína y cocaína en 1993 del actor River Phoenix (a los 23 años), en el antro
californiano de Johnny Depp (Viper's Room), fue carroña de primera para la
prensa sensacionalista, que traumatizó a Joaquin publicando fotos del cadáver.
“River quería quedarse en casa tocando la guitarra, fui yo quien le convenció
esa noche para salir”, declaró luego un atolondrado Joaquin, sin duda
martirizándose.
Mi hermano está en el suelo, se ha tomado un Valium. Se va a
morir”. Fue la agustiosa llamada que hizo mientras River Phoenix moría por una
sobredosis
Lamentablemente célebre fue también la grabación de la
llamada que un aterrorizado Joaquin hizo al servicio de emergencias 911. Los
medios reprodujeron la angustiosa descripción del hermano pequeño de aquella
casi-estrella de Hollywood: “Mi hermano está en el suelo, se ha tomado un
Valium. Se va a morir”. Joaquin fue benévolo: dijo que su hermano había
consumido (un) Valium, sin duda para protegerle. No hizo falta. Aquel episodio
terrible ayudó a cimentar la personalidad de un tipo perturbado y perturbador,
seguramente el actor más enigmático de la actualidad.
Cuando era pequeño, Joaquin Phoenix (Puerto Rico, 1974;
nació allí porque sus padres eran miembros de la secta Children of God, que
peregrinaba por Sudamérica evangelizando) decidió cambiarse el nombre a Leaf
(hoja), sintiéndose demasiado mundano en una familia de hippies cuyos hermanos
se llamaban River, Rain, Summer y Liberty. Además, nadie era capaz de
pronunciar “Joaquín” en Estados Unidos. Esa inseguridad precoz ignoraba que él
no es el tipo de hombre que deba ni pueda pasar desapercibido.
Su destino era ser el mejor actor de su generación, fuese
cual fuese su nombre, y el único junto a Daniel Day-Lewis en forjar una carrera
formada exclusivamente por buenas interpretaciones. Un estatus de estrella
mundial logrado sin apenas éxitos de taquilla (a excepción de la última,
Joker), pero sí con la personalidad más densa y compleja de todo Hollywood. Su
fama es una excentricidad: como si no pudiéramos dejar de mirarle por si de
repente hace alguna genialidad trastornada. La existencia de Joaquin es un
espectáculo único que nadie se quiere perder.
- Su vida personal se derrumba con cada rodaje
Su atracción por los personajes retorcidos y/o lunáticos
(The Master, Paul Thomas Anderson, 2012) alimenta una imagen inquietante que
hace que Joaquin no sea el tipo de actor al que te acercarías a pedirle una
foto. “Me gusta el humor más que nada, no me paso el día dándome golpes en la
cabeza y llorando”, dijo en Evening Standard intentando convencernos. Pero es
difícil creerle conociendo su defensa del método (mantenerse en el personaje
también fuera de cámara), y el consecuente derrumbamiento de su vida personal
cada vez que rueda una película. Con cada nuevo personaje, Joaquin aprende una
forma de funcionar en el mundo, lo cual le deja inservible al desprenderse de
ese personaje.
La búsqueda del castigo y la redención es una constante en
sus personajes (En la cuerda floja, James Mangold, 2005), animales sociópatas
que se relacionan con otros seres humanos solamente porque habitan el mismo
planeta. Hay algo doloroso en la mirada de Joaquin que le impide encarnar la
seguridad del “todo saldrá bien” que tan bien transmiten Harrison Ford o Tom
Hanks. Sus emociones siempre parecen descompuestas, podridas por una sociedad
que nunca acabó de darle la oportunidad de integrarse. Pocas escenas
manifiestan la torpeza de las herramientas sociales de Joaquin como el delirante
vídeo en el que Miley Cyrus (demostrando que ya estaba como una regadera hace
seis años) enseña a Joaquin a colaborar con una web de prevención del suicidio.
Nótese cómo Joaquin apenas respira ni parpadea durante la incómoda
conversación. En una nueva faceta de su complejidad, Joaquin solo actúa mal
cuando intenta hacer de sí mismo.
Cuando parecía atrapado en personajes perturbados, desplegó
la luminosidad más tierna de la década en Her (Spike Jonze, 2013). Un hombre
corriente (o todo lo corriente que puede ser alguien enamorado de un sistema
operativo que no es de Apple), héroe romántico de la mediocridad más gris en
aquella metáfora de tantas cosas a la vez que nos dio a un Joaquin Phoenix
insólito. Fue Her la que remató a Phoenix como el mejor actor de nuestro
tiempo. Un Joaquin Phoenix que sonreía sinceramente, y esta vez no por alguna
desgracia ajena. Sin cinismos, solo amor.
- Pasó por una secta y por una clínica de desintoxicación
Joaquin contó que se había prometido con su instructora de yoga
porque había "atado en corto" a su perro, para luego confesar que se
lo inventó para caerle bien al público. Así que cualquier declaración suya, por
mucho que nos encante creérnoslas, debe ser cuestionada. Ha salido con varias
actrices (Liv Tyler, Anna Paquin o Rooney Mara, su actual novia), alguna modelo
con nombre delirante (Topaz Page-Green, Teuta Memedi) y convivido con músicos
como la DJ Allie Teilz, 20 años más joven que él. La mayoría de sus fotos
muestran a Joaquin caminando descalzo por la calle, afición que descubrió
durante el rodaje de Puro vicio (Paul Thomas Anderson, 2014).
No entiendo a la gente que se deja el culo trabajando, gana
un Óscar y lo aprovecha para hacer películas de mierda”, cuestiona Joaquin,
mandando un saludito a Nicolas Cage y Anthony Hopkins
Precisamente Anderson le llama Bubbles, como el mono de
Michael Jackson, porque le considera su mascota. Y a Joaquin le encanta. Le
debe costar tanto vivir consigo mismo fuera de sus personajes que lo único que
hacía entre películas era beber, lo que le llevó a un centro de rehabilitación
que él definió como “un club de campo donde no servían alcohol”. Creció en la
secta Children of God, desmontada por acusaciones de abusos sexuales y estafas,
tema que él evita defendiendo a sus padres. “Las sectas no se anuncian como
sectas”, dijo en Playboy. Su madre es quien le acompaña a los eventos, famosa
por ser la alegría de la huerta en la fiesta de P Diddy tras los Globos de Oro.
Él mismo contó que su madre había bailado con todo el mundo.
Confeso demócrata, apoyó la candidatura del diputado de Ohio
Dennis Kucinich para la presidencia en 2007 con 2.000 dólares (1.800 euros, que
en Hollywood es como dejar el cambio de la propina), y aboga por un sistema
sanitario universal.
- Troleó a toda la humanidad
Joaquin Phoenix y Rooney Mara en el estreno de 'Joker' en
Los Ángeles en septiembre de 2019.
Joaquin Phoenix y Rooney Mara en el estreno de 'Joker' en
Los Ángeles en septiembre de 2019. Foto: Getty
Su intervención en el programa de David Letterman evadiendo
preguntas, anunciando su retirada del cine para hacerse rapero y pegando el
chicle debajo de la mesa causó sensación en Internet, un ecosistema siempre
ávido de enajenaciones transitorias. Todo resultó formar parte del falso
documental, I'm still here (2010), dirigido por su cuñado (y menudo cuñado)
Casey Affleck (casado con su hermana, Summer Phoenix), en el que se mofaban de
lo crédulos que eran los medios de comunicación con tal de conseguir historias
delirantes.
Matt Damon y Ben Affleck (hermano de Casey) intentaron
convencerles de que abandonaran el proyecto, por miedo a que hundiera la
carrera de Phoenix. Al contrario. “Convertirme en un bufón me ayudó a relajar
mi técnica (…), dejé de interpretar con desesperación”, declaró a Time. Joaquin
solo mantenía su personaje delante de las cámaras, volviendo a ser él mismo
tras las entrevistas. Pocos notaban la diferencia. Su alter-ego barbudo era en
realidad una esperpéntica exageración de la ya de por sí barroca personalidad
de Joaquin.
- Fue el Joffrey Baratheon original
El actor Jack Gleeson reconoció a Entertainment Weekly que
su interpretación del trastornado rey en Juego de tronos está directamente
inspirada en el Cómodo de Joaquin Phoenix en Gladiator (Ridley Scott, 2000),
una construcción de personaje intuitiva convertida ya en arquetipo. El sadismo
post-adolescente engendrado, justificado y perpetuado por la falta de cariño
paternal que no concibe que las cosas salgan mal es un perfil de personaje
habitual en el cine posterior a 2000.
- Fue guapo durante dos años
Pero lo fue por casualidad, sobre todo en Giro al infierno
(Oliver Stone, 1997). Se nota que Joaquin no se mira al espejo excepto cuando
va a salir en la tele. Pero su total despreocupación estética es también una
corriente estética. Hollywood tiene un chico de ensueño para cada espectador, y
la cicatriz en el labio de Joaquin sugiere haber sido problemático (en realidad
es de nacimiento), que junto a una mirada vidriosa y siempre afligida consiguió
que miles de mujeres y hombres quisieran salvarle de la autodestrucción a la
que parecía abocado.
Tráiler de 'Joker', la última película de Phoenix.
En 1997, el New York Magazine le describió como “guapo de
forma menos convencional”. Su compañero de reparto en El secreto de los Abbot,
Billy Crudup, dijo de él: “Con cara de cachorro y ojos hambrientos”. Una
etiqueta de James Dean y Montgomery Clift que se esfumó con su actitud
impertinente, sus declaraciones de pirado y su tendencia a la papada de doble
barbilla. Sus papeles suelen ser asexuados (en Irrational Man directamente es
impotente), así que él no va a decorarlos con morritos y ceños fruncidos. No
tiene ninguna necesidad. Y aun así la revista Elle (que se refiere a él como
“Jo-Jo”) lo considera sexy, porque su personalidad es “enigmática” y sus cejas
“son muy tendencia” (?).
- Es activista vegano, y lo es de verdad
Su integridad profesional es similar a su inflexible defensa
del veganismo. Solo trabaja en una película bajo la condición de que no se usen
pieles de animales, cláusula que exigía hasta en sus primeros trabajos. No lo
hace porque es una estrella, lo hace por puros principios. Por eso en Gladiator
el vestuario parecía de una función de fin de curso. En una campaña para Prada
en 1997 sus pies no aparecían en ninguna foto porque se negó a ponerse los
zapatos de cuero que le habían preparado. Por el mismo motivo fue narrador en
Terrícolas (Shaun Monson, 2005), documental sobre el trato que diversas
industrias hacen de los animales, con la intención de cambiar la forma de ver
el planeta de sus espectadores.
Y, como a todos los veganos, le encanta hablar sobre ello a
la menor oportunidad. “Me hice vegano a los tres años, cuando vi a unos
pescadores destripar peces y le pregunté a mi madre, llorando, que por qué no
me había contado de dónde venía la carne”. Enseguida utilizó su fama incipiente
para protagonizar un anuncio que proponía no cenar pavo en Acción de Gracias.
Una vez más, Joaquin intenta parecer (y sonreír como) una persona normal, sin
éxito. Parece que le va a estampar la cabeza a alguien contra el puesto de
fruta de un momento a otro.
- Dejó a Hollywood creer que podían dominarle
Él mismo reconoce que al llegar a Hollywood no dijo que no a
ningún papel. Dejó que pareciera que seguía el juego de la industria. Pero
ahora que es la primera opción de todos los directores de casting, solo acepta
retos interpretativos destructivos que nadie puede hacer excepto él. Como un
desactivador de minas. Y lleva 10 años haciendo solo protagonistas. “No
entiendo a la gente que se deja el culo trabajando, gana un Óscar y lo
aprovecha para hacer películas de mierda”, cuestiona Joaquin, mandando un saludito
a Nicolas Cage y Anthony Hopkins.
Esa actitud le ha impedido aceptar el papel de Lex Luthor en
Batman v Superman, el de Doctor Extraño en el universo de Marvel o el que él
quiera en Star Wars. La obsesión de Hollywood por convertirle en uno de sus gallos
de pelea le pone cheques en blanco para que dignifique blockbusters, que él
rechaza sistemáticamente consciente de que el público le quiere como queremos
al primo raro: lejos de las fiestas.
Joaquin ha asumido su condición de animal interpretativo, solitario,
y eso es todo lo que es. Vive para ello, sin miedo a anular su verdadera
personalidad (si es que le sigue quedando) en beneficio de sus personajes. Él
pone su cuerpo y sus rasgos al servicio de las expresiones artísticas del
director y el guionista, como un recipiente empapado que hace que, a diferencia
de Day-Lewis, Phoenix no tenga visibles mecanismos racionales de
interpretación. Joaquin, más en la línea de Javier Bardem, por ejemplo, no
recrea un personaje. Joaquin es ese personaje.
- Un titán de la autenticidad
Ampliamente comentable, difícilmente comprensible. Joaquin
es un artista fascinante, de creencias espesas e irritantes, pero congruente
consigo mismo como no lo es nadie más en el circo de la doble moral de
Hollywood. Joaquin es íntegro, coherente, y se protege de lo que sabe que es
una trampa, una novatada.
La industria le necesita, pero él no necesita a la
industria. Será uno de los actores más codiciados durante el resto de su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario