Cuarta Internacional
La fundación de la Primera Internacional en 1864 fue el
primer intento de los sectores más avanzados del movimiento obrero de dar una
expresión organizativa a la política internacionalista de la revolución
proletaria. En ella jugaron un papel destacado Marx, Engels y Bakunin; en torno
a este último se organizó el anarquismo, que tras ser expulsado desarrollaría
su propia Internacional en 1872.
La Segunda Internacional (1889), uno de cuyos fundadores fue
Engels, terminó apoyando a los gobiernos de los países imperialistas votando a
favor de los créditos de guerra para la Primera Guerra Mundial, enfrentando a
los trabajadores de los distintos países en la que resultó una de las mayores
matanzas de la historia, y produciéndose la separación entre los socialistas
reformistas (socialdemocracia) y los socialistas revolucionarios, germen de la
Tercera Internacional.
Ante estos hechos, el Partido Bolchevique fundó la Tercera
Internacional en 1919, después de la Revolución rusa, para recuperar la
política revolucionaria a escala internacional. Después del triunfo de Stalin y
la burocratización del estado soviético, la Tercera Internacional se convirtió
en un instrumento de la política soviética.
Trotsky había proclamado la necesidad de construir la Cuarta
Internacional, al considerar que la Tercera Internacional era estalinista. En
opinión de los trotskistas, lo demostraban las grandes traiciones de los
Partidos Comunistas en Alemania, Francia y España durante la década de los 30
del siglo XX, resultando la victoria del fascismo en gran parte de Europa. La
IV Internacional se fundó de hecho en una conferencia en 1938.
La IV Internacional
León Trotsky entendía la Internacional como el partido
mundial de la revolución proletaria, con secciones en los diferentes países que
actuaran como un todo (con un régimen interno de centralismo democrático) en
pos de la revolución mundial. Los ejes programáticos se basaron en la teoría de
la revolución permanente, el Programa de Transición y el internacionalismo. Por
tanto, se defendía que la revolución socialista sólo podría triunfar
definitivamente si se daba a nivel mundial, y no solo en países concretos.
En 1939, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, la sede del
Secretariado General se trasladó a Nueva York.
En 1940 el que entonces era el partido más importante de la
Cuarta Internacional, el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) de los
Estados Unidos, sufrió una división. La escisión fue protagonizada por una
fracción minoritaria encabezada por Max Schachtman y James Burnham que
discrepaban de las posiciones de Trotsky y James Cannon.
El asesinato de Trotsky en agosto de 1940 por un agente
español (Ramón Mercader) de la NKVD mandado por Stalin, significó un grave
golpe político para la Cuarta Internacional. Quedó muy debilitada, con una
dirección muy joven e inexperta, elegida en 1946 tras la Segunda Guerra
Mundial, en el segundo congreso mundial.
El primer gran desafío y crisis se produjo en 1953.
Distintos grupos (entre ellos el GOR -partido de tendencia morenista-
argentino, el Partido Comunista Internacionalista francés o el SWP
norteamericano) se negaron a aceptar las tesis mayoritarias impulsadas por
Michel Pablo (seudónimo del trotskista de origen griego Michel Raptis). Éste
defendía que, al estallar una inmediata Tercera Guerra Mundial, los Partidos
Comunistas (PC) estalinistas adoptarían un papel revolucionario, al enfrentarse
violentamente al imperialismo. Por tanto, en los estados obreros burocráticos
la gran tarea no sería construir partidos trotskistas revolucionarios, sino
entrar en los PC estalinistas para impulsarlos a tomar el poder. La
internacional acabó el proceso rota en diversas fracciones, las secciones que
siguieron la política pablista fueron destruidas y sus cuadros absorbidos por
los PC.
En la década de los 60 se produjo una reunificación en torno
al planteamiento de que la revolución cubana había producido un nuevo estado
obrero. El recién creado Secretariado Unificado tendría como dirigentes a los
principales líderes que se negaron a aplicar la política pablista, entre ellos
al belga Ernest Mandel, a Pierre Frank, a Joseph Hansen y James Cannon del SWP
de Estados Unidos y a Nahuel Moreno de Palabra Obrera. Sin embargo la
reunificación duró poco (Pierre Franck, La longue marche des troskystes,
Éditions la brèche, París, 1978).
Organizaciones herederas de la IV Internacional en la
actualidad
Algunas organizaciones a nivel internacional se consideran
herederas de la IV Internacional de Trotsky. Muchas de ellas provienen de
algunos jóvenes dirigentes o miembros de esta organización como Ernest Mandel,
Pierre Franck, Joseph Hansen, Nahuel Moreno.
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