El hijo de Sylvia Plath sigue los pasos de su madre y se
suicida
El profesor universitario se ahorca en su casa de Alaska
La poeta se suicidó en 1963 abriendo la llave del gas
Ha ocurrido en Alaska. A miles de kilómetros de la casa
victoriana de Camden donde la poeta Sylvia Plath abrió la espita del gas y se
quitó la vida, desesperada. Casi medio siglo después, su hijo Nicholas ha
preferido el tacto áspero de la soga. Ayer hizo una semana que se quitó la
vida.
La noticia la ha dado en exclusiva el diario 'The Times'.
Nicholas Hughes se suicidó en su domicilio de Alaska el 16 de marzo. No deja ni
mujer ni hijos. Compartía su soledad con episodios periódicos de depresión y
problemas psiquiátricos intermitentes. Y mientras, ejercía como profesor
universitario de Ciencias del Mar en la Universidad de Fairbanks.
Le precedía cierta reputación en el mundo académico. La que
le habían otorgado sus expediciones de trabajo y sus proyectos de investigación
sobre las pesquerías de Alaska.
Tímido y reservado, Nicholas nunca fue una persona demasiado
sociable. Prefería pasar largas temporadas en casa, amasando vasijas y figuras
de barro, a las que era muy aficionado, o explotando las vastas honduras de su
biblioteca.
Su suicidio ha supuesto un nuevo terremoto para una familia
marcada para siempre por el estigma del dolor y el desconsuelo. Sylvia Plath,
su madre y una de las poetas más reputadas de la segunda mitad del siglo XX, se
quitó la vida en la madrugada del 11 de febrero de 1963. En la habitación de al
lado dormían sus dos hijos. Sobre la mesa dejó una carta para su médico y sus
últimos poemas.
Infidelidad de su esposo
Mucho se ha especulado sobre sus motivos. Se mencionó la
muerte de su padre. También la infidelidad de su esposo, otro de los grandes de
las letras británicas, Ted Hughes, que la abandonó por la poetisa Assia Wevill.
Los últimos estudios apuntan a que Sylvia sufría un trastorno bipolar y la
medicación actual le habría salvado la vida.
Seis años después, la familia Hughes/Plath se sometió a otro
episodio luctuoso después de que Wevill siguiera los pasos de Plath abriendo la
espita del gas y quitándose la vida. En este caso, la poetisa se llevó por
delante a una de sus hijas: Shura, de apenas cuatro años. Aquello ocurrió el 23
de marzo de 1969. Ayer hizo exactamente 40 años.
El de Nicholas es, pues, el tercer suicidio de la familia.
Según 'The Times', su hermana Frieda volaba ayer de camino a Alaska para
hacerse cargo del cadáver y disponerlo todo para su funeral.
En un comunicado, Frieda manifestó lacónica: "Con gran
pena debo anunciar la muerte de mi hermano. (
)
Durante algún tiempo había estado luchando contra la depresión".
Una lucha de la que ella misma puede dar fe. Porque Frieda
–excelente escritora y columnista de la prensa británica– ha publicado artículos
sobre sus batallas contra sus demonios mentales, materializados en trastornos
depresivos, anorexia e incluso esclerosis múltiple.
De todas formas, según un amigo de la familia, Nicholas no
era ni mucho menos una persona predispuesta al suicidio: "No era una
figura inevitablemente trágica, sino un biólogo marino que alcanzó sus 40 años
con una gran carrera académica y un puñado de amigos y de logros detrás de él.
Muchas personas le echarán de menos".
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Eduardo Suárez |
Londres Actualizado el martes 24/03/2009 a las 09:18 h.
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