En el pueblo son las
tres y un poco más
La fiesta de San Juan
está redonda
El chispeo de los paisanos
cachonda
Entra por la luz de
un arco don Chema
Hombre de mirada adusta, altanera
Simulada o certera,
sabrá uno cual es,
Que dispareja un poco
a su contextura
Pero a él como si ser
alto no le importa
Si ayer no se fue,
hoy se puede ir de aquí,
De este mundo, de hechuras
malucas
Ese pensar como que
le da un aplomo
A no tener miedo a
nada ni nadie
Un cigarro de poco
margen en la boca
Que antes de expirar,
largos segundos
pone los dos dedos en
el exiguo pucho
y lanza una mirada
furtiva que hiela
Barba de días, casaca
negra, polo blanco
con la estampa de un
gatuno negro
Don Chema recuesta al contrafuerte
Arco que da vista a la
ensenada de su lar
Casas, una de otras, a
prudente distancia
Saca de su bolsillo
un mazo de cartas
Lo flamea a dos manos
y ni una se le cae
Como llamando a sus
amigos del pueblo
Pero el más guapo de
nuestro grupo
Le corta, le interviene
y le exhorta:
¡Acá ya no te permitimos
don Chema
No queremos que perviertas
al joven!
Le quita el mazo y lo
tira hacia arriba
Sobre el trebolado del arco en peralte
En el festón un gato
negro lo recibe
Y el gato se pone a
barajar los naipes
Entonces don Chema
insuflado dice:
¡Cristiano, mira mi
gato lo que hace!
¿Sabes por si acaso con
quién estás?
Y mi amigo retrocede
lleno de estupor.
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