Era víspera de navidad La hija de Teófila dormida profundamente mientras la algazara de la calle era estruendosa : a punto de llegar las doce en la calle repicaba cohetones cohetes , coetecillos y bombardas
-María le dijo a su hija despertándola:
¿No quieres ver los juegos artificiales?
La niña de nueve, entre sueño, respondió:
-Si ..si, mamá, Y la madre le ayuda poner sus zapatillas nuevas, y, para ver mejor la acuarela de figuras en el cielo en aquella calle polvorienta de un asentamiento que circunda la ciudad, la lleva la segundo piso, semiconstruido, se postran al balcón y, justamente, ahí , con tal mala suerte uno de los cohetes explosiona en el cuello de María y la revienta, la desangra y la mata.
Y, afuera sigue la algarabía.
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