viernes, 24 de agosto de 2012

Pampa de Urcos


Salimos de Lima a las 13.30
Llegamos a Asia, el balneario- cien kilómetros-, a las 15:00
Mi sobrino el que manejaba, casado con la hija de mi hermana, era la segunda ves que iba
 la anterior fue de noche Así que no sabia por donde penetrar a la sierra de Lima
 Yo, al costado de él, igual, no sabía, había cambiado el paisaje , mas de cuarenta años sin ir
Preguntamos y entramos tierra adentro Llegamos a Coaillo pueblo pequeño, pampa grande y seca
Llegamos a las ruinas de Uquira, antes de Omas  Sería  bueno saber a qué estadio comprende
 aunque me animo a pensar Horizonte Tardío A las 16:30 estuvimos en Omas Y empezamos la cuesta
Por ratos,  decía mi sobrino   "Tío bájate, coloca una piedra" Bajaba Buscaba una piedra grande
 y mi sobrino recostaba la rueda  en ella e impulsaba en primera
Tenía que darle alcance  cien metros de subida ¡cómo me agitaba! Eso pasó varias veces en la subida
 Cuando después , llegado al pueblo, la broma del sobrino contaba que  bajaba a colocar la piedra
 sin soltar mi mochila y todos se  preguntaban ¿que tendría en la mochila el tío? Aceptaba la guasa

Ya es oscuro aún no llegamos
Por la pampa de Urcos donde estamos a poco de llegar
antes de carretera era camino y antes de camino
 curiosidad de los lugareños por salir
No nací, no viví en esta región
Camine a pie,solo, esta pampa, hace tiempo
cuando tenía catorce años, la última vez que vine
Había dejado atrás en una abra llamado Tres cruces
Hasta donde llegaba el carro en ese tiempo y donde
papá se había quedado ensillando
los aparejos a las mulas: además viajaban mamá
y mis hermanos aún niños
Yo me aventuré adelantarles
porque antes, niño yo,
varias veces mi padre me trajo a su pueblo
 De tres cruces se baja a un río
en cuya ribera hay un pueblo Huampará
luego se asciende un repecho
Tras  dejar la insufrible cuesta
 al llegar a la pampa de Urcos,  como  consuelo
  uno a uno, los cuatro pueblos se ve
colgados de repisas a la otra banda
como mariposas con  alas desplegadas

Esto, ahora, me trae a recuerdo
un poema del chileno Jorge Gonzales Bastias:

 Mi viejo camino, un poco
quiero conversar contigo
y ante las sombras que evoco
hablarte como un amigo
Hace tanto tiempo ¡tanto!
que conozco tus orillas
en tus hierbas amarillas
cayó alguna vez mi llanto
Hace tanto tiempo ¡tanto!
que conozco tus orillas
Hace tanto tiempo que,
camino, no te veía
Acaso sea alegría
lo que hay en mi corazón
Se parece a una canción
llena de melancolía
Acaso sea alegría
lo que hay en mi corazón
Nunca tuvo para mi
ningún camino tu encanto
sé de tu sangre y el llanto
que han vertido sobre ti
Nunca tuvo para mi
ningún camino tu encanto
Tras de andar y andar me pierdo
mirando tu lontananza
y su perfume de añoranza
surge de cada recuerdo
Miro tus huellas y leo
en ella una leyenda
los poemas de la senda
que no adivina el deseo
Y mañana cuando ya
este yo lejos, mañana,
cuando suene  las campanas
de mi pueblo ¿quién sabrá ,
camino, que aquí mis huellas
quedan también? ¿Quien sabrá?
Alguien me recordará?
Me  abra visto las estrellas?

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