Saliendo de la casa, situada al sur del pueblo, llamado barrio La Aurora hay cuatro calles bien definidas Calles copadas en viviendas, hechas de adobe, de pared ancha. seguramente, como la casa de papá
Casas de dos pisos que hacen al pueblo densamente poblado en comparación con otros pueblos vecinos, y tenga, por ello, Quinches categoría de Ciudad
Algunas casas, y van en aumento, construidas de material noble cimentada con hormigón , cemento y estructura de fierros Levantado con ladrillos caravista traídos de Lima pero los techos siempre rematan en calamina o tejas Voy saliendo al canto
Chorrea agua por toda la pendiente bajando al río Mana hacia la carretera, la inunda por trechos
Debía llamarse el pueblo Chorrillos o Puquial O también debería llamarse Pedregal
ya que el pueblo esta cimentado sobre piedras.
Cuando construyeron las tuberías de desagüe la empresa contratista tuvo que reelaborar los costos, dos veces, porque remover los pedrones era tarea bien difícil
O también llamarse Liptus en referencia a enormes eucaliptos del que está rodeado y cuya fragancia como si tuviera abierto un pomo de vic vaporub cerca a la nariz absorbo
Esta madrugada desde las cuatro de la mañana, no podía dormir
Me levantaba Me aseaba ¡Qué fría el agua del caño! Tenía que calentarlo para lavarme la cara
Me preparaba para salir a caminar alrededor del pueblo Arriba Antaca, iré mañana, abajo Tupna y el río
Esperando estoy el rayo de la primera luz se aposente sobre cerros altos cuya reverberación ilumine caminos, laderas y chacras
El río está caminando a menos de media hora , asequible, la carretera de tierra está bien cuidada
No da problemas al vehículo salvo que el vehículo tenga problemas ; ya estoy de bajada
Al acercarme al borde, las paredes son casi verticales con algunos tableros cultivables
Se ve por todo lado enormes eucaliptos de treinta, a cincuenta metros de alto, creo yo
Por aquí tiene mi papá una chacra que se llama Tupna donde las copas de fronda danzan apenas
por el friecito de la mañana Me contó cierta vez, papá, que había venido de Lima a ver al abuelo
Como siempre que llegaba, de día, no le encontraba en casa Le dijeron estaba en Tupna
Regresó camino abajo, vio, oyó a su padre hablando con los árboles
Papá se presentó como vecino del lugar para sonsacarle algo que hablaba
El abuelo por la edad no le vio bien y contestó las preguntas que le hacia el llegado
- Quién es tu hijo?, pregunto el advenedizo
- Mi hijo es un hombre muy bueno tiene harta propiedades en Lima No piense que me abandonó
No! Sino yo no me acostumbro en Lima
- Quién es tu nuera?
- Ella -dijo el nombre- es una bella mujer Muy trabajadora, muy trabajadora Suerte tuvo mi hijo
Fue profesora en su juventud de su natal Huañec, luego en Cochas y Quinches pero lo dejó..
Calló un momento, ladeó la cabeza y dijo Sus razones tendría
- Y tus nietos están grandes?
- Estudian en los mejores colegios de Lima -fanfarroneó el viejo- Y cuando sean profesionales vendrán a crear empresa aquí, por ejemplo: hacer algo con estos árboles que tanto crecen aquí
-Y cómo era usted de joven?
-¡Ah, yo era un pendejo! Tenia cinco mujeres, una de cada pueblo diferente Por eso me llamaban
Cincomozas
No queriendo escuchar más revelaciones cortó papá A la vez que el viejo reparaba quién le llamaba
por Cincomozas que algunos pocos solo conocían
Papá sinceró su voz y el viejo de a poco le reconoció Y se abrazaron padre e hijo
y juntos subieron al pueblo mascullando el viejo :¡Ay hijo! ¡Que buena me la hiciste!
Acervo de árboles que no sé cual es Tupna Mi madre sabe pero ya no puede bajar
Mi hermano y cuñado despiertan tarde por la farra de las fiestas noctánbunlas que hay
cada noche -durante una semana- Me da ganar de invocar palabras a mi padre muerto:
Padre, de niño vine contigo pero era tan rorro que, hoy, no adivino cuál es tu propiedadLlegué al río, al puente precario hay poca agua en esta estación Sobre el ribazo de enfrente
Acullá te veía como árbol grande Imaginé nunca cedería tu fuerza Siempre me darías sombra
y tus ramas como abanicos refrescarían siempre mis pasos y solazaríanme
Veía tu bigote hirsuto pero firme, negrísimo Tu bondadosa mirada, eterna para mí,
pensaba, cómo podía refulgir tanto amor de dos ojos pequeños Tu testera formada, trigueña,
trabajabas al sol enfundado en un sombrero, siempre de medio lado
Me lamento mucho, padre, no haber venido, hecho hombre, contigo a tu pueblo
Me lamento sobremanera Espero me perdones
Ser padre, como decías, es revivir con sus hijos, reanudar caminos que antes hizo solo
y en ese andar desempolvar sus historias No te di ese placer. Perdóname padre.
una casucha solitaria y por el llar del fogón se levanta el humo a tientos
al costado un corral con una treintena de reses Pegaré el poema de Javier heraud:
Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadose. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
de mis aguas fantasmales.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte,
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.
más me precipito.
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible
y me vuelvo
árbol
y me estanco
como un árbol
y mi silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río,
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.
en que tendré que
desembocar en los
oceános,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
2Yo soy un río
un río
un río
cristalino en la
mañana.
A veces soy
tierno y
bondadose. Me
deslizo suavemente
por los valles fértiles,
doy de beber miles de veces
al ganado, a la gente dócil.
Los niños se me acercan de
día,
y
de noche trémulos amantes
apoyan sus ojos en los míos,
y hunden sus brazos
de mis aguas fantasmales.
3Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte,
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.
4Y es aquí cuando
más me precipito.
Cuando puedo llegar
a
los corazones,
cuando puedo
cogerlos por la
sangre,
cuando puedo
mirarlos desde
adentro.
Y mi furia se
torna apacible
y me vuelvo
árbol
y me estanco
como un árbol
y mi silencio
como una piedra,
y callo como una
rosa sin espinas.
5Yo soy un río.
Yo soy el río
eterno de la
dicha. Ya siento
las brisas cercanas,
ya siento el viento
en mis mejillas,
y mi viaje a través
de montes, ríos,
lagos y praderas
se torna inacabable.
6Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
yo soy el río que viaja en las orillas,puerta o corazón abierto
yo soy el río que viaja por los pastos,flor o rosa cortada
Yo soy el río que viaja por las calles,tierra o cielo mojado
yo soy el río que viaja por las casas,mesa o silla colgada
yo soy el río que viaja dentro de los hombros.árbol fruta
rosa piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados.
7Yo soy el río que canta
al mediodía y a los
hombres,
que canta ante sus
tumbas,
el que vuelve su rostro
ante los cauces sagrados.
8Yo soy el río anochecido.
Ya bajo por las hondas
quebradas,
por los ignotos pueblos
olvidados,
por las ciudades
atestadas de público
en las vitrinas.
Yo soy el río,
ya voy por las praderas,
hay árboles a mi alrededor
cubiertos de palomas,
los árboles cantan con
el río,
los árboles cantan
con mi corazón de pájaro,
los ríos cantan con mis
brazos.
9Llegará la hora
en que tendré que
desembocar en los
oceános,
que mezclar mis
aguas limpias con sus
aguas turbias,
que tendré que
silenciar mi canto
luminoso,
que tendré que acallar
mis gritos furiosos al
alba de todos los días,
que clarear mis ojos
con el mar.
El día llegará,
y en los mares inmensos
no veré más mis campos
fértiles,
no veré mis árboles
verdes,
mi viento cercano,
mi cielo claro,
mi lago oscuro,
mi sol,
mis nubes,
ni veré nada,
nada,
únicamente el
cielo azul,
inmenso,
y
todo se disolverá en
una llanura de agua,
en donde un canto o un poema más
sólo serán ríos pequeños que bajan,
ríos caudalosos que bajan a juntarse
en mis nuevas aguas luminosas,
en mis nuevas
aguas
apagadas.
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