jueves, 14 de mayo de 2020

El encierro en tiempos de pandemia & jueves 14



Me da pena mi Perú emergente
Barrio de los conos
Barrios de la pobre gente

Ni tanto las afueras
También en el Cercado
Se sufre  de veras

Los que tienen el concepto
entre las piernas,
decían, Vamos mejorando…

Estamos llenos de informales*       
es lo que pienso
Ex vendedor de perecibles

Llenadores de micro
Vendedores de ropa china,            
Por miles, taxistas en moto

Féminas  en las puertas
Ofreciendo caldo de gallina,
Y, otras, frente a los hostales

Bailarinas en breve falda
Inaugurando una disco
Masajistas para  compañía

Dan cara de lujo avisos luminosos
Son tragamonedas y  casinos
Pero ese centello de progreso

Es crecimiento oscuro, agrio,
Ilumina pardo el cerro vecino
Huele a mugre de dinosaurio

No hay integral crecimiento
Sino rala supervivencia
a base de compulsión   del pueblo

Si la pandemia progresara
Si viniera con su brocha
a pintarlos de azul qué pasaría

Tan preocupado en su sala
Hoy, dios debe estar
cuando le hago la pregunta

Este mal que apaga la luz
este virus que mata sin balas
hasta cuando durará

Y dios  ¿También en cuarentena?
No  está, no responde
Sin él estamos para dar pena

[Y se pone a leer como si los ojos le sobaran**]
__
*21 millones de informales según un congresista
**El tiempo de actuar con éxito se acaba. El objetivo actual ya no es prevenir que la gente se infecte, sino prevenir que se infecten demasiado rápido. No es el fin del mundo, pero tenemos que prepararnos para una emergencia sanitaria. Vienen días en los que tendremos que poner a prueba nuestro civismo.
Empecemos por los hechos. Estamos en el principio de una pandemia por un coronavirus nuevo que causa la enfermedad Covid-19 . Muchos millones de personas se infectarán. La mayor parte no tendrá síntomas o solo síntomas de resfriado común. Una minoría necesitará ingresar en un hospital. Probablemente, menos del 1% morirá. Como sucede con la gripe estacional, los ancianos y personas con enfermedades crónicas tienen un mayor riesgo. Sin embargo, este coronavirus es claramente más letal que el virus de la gripe estacional.
Como en toda epidemia, el objetivo inicial fue la contención, algo que ya parece inviable: más de 100 países han reportado Covid-19 y los números siguen creciendo, especialmente en Europa y Estados Unidos. De hecho, cuantas más pruebas diagnósticas se hacen, más casos emergen. El virus está transmitiéndose entre la población. Cada vez que damos la mano a alguien o tocamos el pomo de una puerta somos potenciales eslabones en la cadena de transmisión.
El objetivo actual ya no es prevenir que la gente se infecte, sino prevenir que se infecten demasiado rápido. No se trata de detener una pandemia imparable sino de ralentizarla para evitar la saturación del sistema sanitario. Es posible que no podamos evitar un millón de infecciones, pero debemos evitar que ese millón de infecciones ocurran de forma masiva en las próximas semanas. Un goteo continuo de casos graves está creando problemas en los hospitales; una riada sería catastrófica. Nuestro futuro está viéndose actualmente en Italia: hospitales desbordados, UVIs improvisadas en los pasillos, personal sanitario al borde de la extenuación y con múltiples bajas por infección, llamadas desesperadas a médicos jubilados para unirse a la lucha…
El objetivo es aplanar la curva epidémica para impedir un pico de casos que deje a miles de pacientes sin recibir atención sanitaria adecuada. Ganar tiempo para que los pacientes actualmente ingresados vayan volviendo a casa y dejando sitio a los futuros. Pero el tiempo de actuar con éxito se nos acaba. España ya ha reportado más de 1.600 casos. Italia, con una población mayor, alcanzó ese punto hace solo 9 días. Para reducir la transmisión necesitamos implementar medidas temporales de distanciamiento social: evitar aglomeraciones, cancelar manifestaciones y otras actividades públicas (grandes conciertos, servicios religiosos, reuniones científicas...), mantener a los más vulnerables fuera de la calle, facilitar el teletrabajo y, como ya se ha empezado a hacer, suspender clases en colegios y universidades. Hay que tomar estas medidas drásticas para asegurar que miles de pacientes puedan recibir atención sanitaria adecuada.
Los ciudadanos deben entender que su participación es clave para que el distanciamiento social funcione. Cada uno de nosotros podemos complementar estas medidas con pequeñas cosas: lavarse las manos con jabón varias veces al día, limpiar frecuentemente las superficies expuestas, toser en el interior del codo, mantener las manos fuera de nariz, ojos y boca… Durante las próximas semanas, no dar la mano a alguien no será una falta de educación sino un signo de responsabilidad cívica. Cada beso en la mejilla a nuestra amiga puede convertirse, de rebote, en el beso de la muerte para su anciana madre.
Las medidas de distanciamiento social tendrán un enorme impacto económico y personal. Pero la alternativa es peor.
(Miguel a. Hernán es catedrático de epidemiología de la universidad de Harvard y Santiago Moreno es jefe de servicio de enfermedades infecciosas del hospital u. ramón y cajal.)

***

 [Ha conseguido un manojo de eucalipto fresco. Apalea su almohada, su cama al llegar a casa.
Sacude con él su cuarto, el pasillo que lleva al cuarto de su madre, ida y vuelta.
Y, en la noche dormirá con ella…la guedeja, inhalando sus hojas naturales.
Se ha vuelto otro chamán]


***

Tengo que descansar
La cuota de mi llanto
Hoy día
Lo he cubierto con creces.


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autor Jrosual

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