Corría el año 1974, creo, cuando estando yo dentro de
la universidad (Villarreal) esperando una hora para ver si
reanudaba mi clase ya que en las
primeras horas de la mañana había habido una asamblea interna auspiciado por el
Centro de Estudiantes al cual pertenecía mi facultad, de tendencia marxista. La universidad pública
Federico Villarreal, sito el local central en La Colmena cerca de la Plaza 2 de
Mayo, era, casi, todas la facultades de
orientación aprista y solamente Sociología
e Ingeniería Industrial era pro marxistas.
Entonces oí: ¡Ahí
viene los matones!
Estaba yo en el tercer piso de económicas (Facultad de
Economía) casi al frente del local central. Saqué la cabeza por la ventana y, efectivamente, vi a los matones, delincuentes
contratados por el Partido Aprista y la Universidad Villarreal para velar sus
intereses. Provistos de cadenas, cachiporras, manoplas escondidas con pañuelos en su manos tratarían
de botar a los estudiantes marxistas
pertrechados en el local de
económicas para que volviera la universidad a la normalidad.
Entre nuestro
pliego de reclamos, nuestra facultad de Ingeniería industrial por ser de
izquierda le proveían profesores cuestionados, de poco rendimiento y, encima, no teníamos local propio, (Había años lectivos que nos facilitaban
el sótano de económicas, o, algunos
salones de Arquitectura, en Pueblo Libre, o,
en Cooperativismo de La Colonial
pero no teníamos local propio, por eso reclamábamos.
La lucha fue desigual los matones venían con cadena a
luchar con jóvenes escuálidos y pelucones provistos solo de arengas y cuadernos Pronto botaron a los revoltosos del sótano y ahora subían los matones a los pisos superiores.
Yo temblé Porque esos delincuentes que eran cobijados
en La Casa del Pueblo (de los apristas), av Alfonso Ugarte, eran llamados por
teléfono por la universidad para poner
las cosas en orden.En una anterior incursión
lograron agarrar
al dirigente del Centro de Estudiantes de nuestra facultad, un tal Franco,
y lo botaron del segundo piso por el balcón
a la calle. A Franco, francamente
le quebraron el brazo y enyesado
continuaba en la lucha pero esta vez pudo haber escapado a tiempo
Temblé de miedo. Podían confundirme, aunque yo no era político
ni dirigente En el salón del tercer piso había una pareja de jóvenes
estudiantes, enamorados, sentados en sus carpetas individuales conversando Me uní a ellos sentándome a su lado Les dije: Vienen los matones Traté serenarme
Entraron y
ceñudamente nos escrutaron y al notar
que temblamos como gelatina salieron Y nos salvamos.
Unos días después me sorprendió ver ingresar a Javier
Diez Canseco y Manuel Dammert, líderes de izquierda, integrantes del Partido
Comunista Peruano invitados por nuestra
facultad para un debate con el ARE , facción estudiantil del APRA Venía los dos
solos, sin guardaespaldas a un debate ideológico con los dirigentes estudiantiles del partido aprista
y ellos hablaron sin temor sus posiciones y vislumbraron como debe involucrarse el estudiante de izquierda
en la realidad del país. Ellos, izquierdistas no tenían miedo estar en la
guarida de los apristas
Yo, temeroso que podían llamar
nuevamente a los matones oía el discurso
de Javier Diez Canseco desde cerca a la puerta de salida para escapara
ante el peligro.
Pero la reunión fue alturada con discursos incisivos
de ambas partes pero sin llegar a insultos deshonestos y fueron despedidos los lideres con los cánticos respectivos: El pueblo unido …
Después me fue común verlo a Javier Diez Canseco en la plaza
Dos de Mayo donde funcionaba la CGTP, central sindical de tendencia
izquierdista, en cualquier asonada estudiantil, sindical, que en av. La Colmena se inflamaba rápido porque era el punto
neurálgico de la ciudad.
Javier Diez Canseco fue después congresista varia
veces y, luego, cuando dejé la universidad
y me dediqué a mi tienda, a mi negocio, fue también común verlo en los mítines de campaña por la zona del
emporio de confeccione de gamarra, y mercados
caminaba solo o con alguno miembro de izquierda pero sin guardaespaldas y daba la mano y escuchaba a cualquiera confeccionista que le participara sus
preocupaciones Yo siempre desalentado de la política peruana he votado en blanco por los candidatos
a presidente pero cuando se traba de elegir
congresista he votado por Javier Diez Canseco en cuanta urna asistida –participación obligatoria en este país-
La izquierda unida que lideraba Barrantes Lingan murió
en 1990 sobre todo por el accionar de sendero luminoso que no simpatizó con el
común de la gente . La izquierda en el Perú
también se desplomó por la irrupción del neoliberalismo, el desmembramiento de
la URSS y el cambio de política exterior de china
La izquierda peruana fragmentada, sobreviviente, aun,
en pequeños grupos es una enjuta hidra de nueve cabecitas donde cada uno buscas
ser el dueño de las soluciones.
Pero Javier Diez Canseco continuó fiel a su línea, no
apagó la luz
El decía: Habrá una segunda oportunidad y si no hubiera
habría que buscarla
Mi vehemencia
continua se debe a que he tenido mi pierna de palo por una polio y me caído infinidad
de veces pero siempre me he levantado
Sus arremetidas fueron
altamente mediáticas como aquella vez que fue detenido otro político de
izquierda, Hugo Blanco, y en la capital de la república el gobierno no lo podría desaparecer porque traería una connotación
política en los medios de de comunicación, entonces el gobierno ideó derivarlo a un lugar apartado de la selva peruana y Javier
Diez Canseco conocido la argucia: fue al aeropuerto done le iban a llevar a su colega y su puso en las rueda del avión
para evitar el despegue
En el congreso Javier
Diez Canseco fue muy comentada su participación, sobre todo aquella vez en que solo
defendía El NO al Tratado de Libre Comercio con EEUU. Le dio un puñetazo a Daniel Espichan en 1998
Decía: Cuando la causa es justa aunque esté en
absoluta minoría
ay que lucharla
A mí me
incomoda, dijo últimamente, horriblemente un mundo –el Congreso- en le cual la
gente se grita en el pleno y se abraza en el pasillo Yo eso no lo tolero Cuando
yo acuso a alguien de ser delincuente en
público no me abrazo en privado ni me pongo a tomar con el.
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