martes, 19 de julio de 2011

Falta mucho para la hora



Para las siete y cuarenta y cinco de la noche falta mucho
Apenas son  menos de las diez de la mañana
Esta ansiedad por ver un partido de fútbol es el pago
A tantos años de frustración,
Si, tantos,  trece años, sin llegar a una semifinal –copa américa-
Casi treinta años sin ir  al mundial; che, no soy argentino
Estos no nos entienden a cada rato van ellos, su problema es ganar el mundial

Soy peruano, de los conos donde el fútbol es nuestra distracción;
Como decía Tongo en su música cerril " sufre peruano, sufre"
Nos estamos acostumbrando a esa tonada
Aunque  tenemos el consuelo: Lolo,  Toto, Cubillas Algo es algo
No somos Venezuela que recién entra a tallar
No tiene pasado en hazañas de fútbol. Nosotros sí
Colombia aprendió fútbol de Magallanes, Cueto, por ejemplo,
A Ecuador siempre le goleábamos y con suplentes
Nosotros si tenemos legajo que tendemos añorar
Es por eso,  a mis sesenta años espero  la gloria vuelva
Sí,  es cierto, gocé con México 70,  78, el 82
¡Pero mis hijos!, y los millones de jóvenes sobrinos ¡Nada, no tienen ese placer!
 ¡Quieren ver a nuestra selección en un mundial ¡Ya es hora carajo! O, por lo menos ganar la Copa América

Sé también, muchos peruanos  defenestran nuestro fútbol
Cansados ver la esperanza  quebrada repetidas veces
Lo mandaron al diablo hace rato, ora allanan otras distracciones
¿Quién no ha tenido como compañero de clases un mongo
o un chancón que no quería saber nada de fútbol?
Ellos pues son hijos de algunas familias  que no quieren saber nada de ello

En mis hijos, incluso, hay uno que prefiere quemar  pestañas estudiando
que cuando gritamos (a mis otros hijos si les gusta)  nuestro gol
reniega y dice "¡Cállense ,caramba, dejen estudiar!"
Son los genes de la frustración que vienen volando
Mi hija , del segundo piso, dice  “¡No hablen lisura!”
Cuando con nuestros goles nos sale el callejón

Todo se lo debo a mi padre que de niño me llevaba al estadio,
Desde la última cuadra de la avenida Veintiocho de julio, La Victoria,
Tomábamos la línea 22, buses azules de la GM,
Nos bajábamos en la avenida Manco Cápac
-Había un cordón policial que no dejaba pasar los carros-
y  de allí mi  padre empezaba a correr jalándome de su brazo
por la amplia vereda de la plaza hasta alcanzar la calle José Gálvez
Entrada en mano, las gradas subíamos apurados
(No sé porque tanto  apuraba si aún faltaba una hora
 Es que todos se apuraban y nosotros hacíamos igual)
Entonces  me  bañaba de luz los reflectores que apuntaban al campo
Paño verde, mesa de billar parecía, me encandiló la retina para siempre

 Pobre mi viejo, no por lo pobre tenía su casita de varios pisos
 Sino por la postración que pasa con la sonda naso gástrica
Sus alimentos y otra sonda que le desagua  la orina,
Pobre mi viejo, tanto gustaba ver  fútbol por televisión hasta hace un año
Se quedó ciego, le dio derrame, tarjeta roja a su juicio

Ayer llegué a su casa y le dije: ¡Papá, Papá ganó Perú a Colombia!
¡Pasamos a semifinales! Nada, nada,  está en otro mundo

Por eso, Guerrero, Vargas y los otros, rájense por el Perú
Ganen la Copa América, tal vez, así, mi padre vuelva a la vida…
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