viernes, 25 de diciembre de 2020

Respecto a una fotografía que me enviaron

 



En primer plano se ve la pampa aún con desmonte, luego lo aplanaron y dio paso

exactamente a La pampa donde niño, yo, jugaba a la pelota con Nico, Reymundo, Lucho, Jhony , Amado, Cheto, los dos hijos de Billón, el que jugaba con soporte ortopédico de fierro (me olvidado su nombre)

           

 Un  poco de historia:

La pampa  antes que fuera llamado  Séptima zona era hacienda de los agustinos desde la iglesia Los barbones -última cuadra de la avenida Grau- hasta las faldas del cerro. Sus moradores eran  negros que sembraban productos de pan llevar.


En la invasión del 45’  los  migrantes de la sierra ocuparon, primero,  los cerros de 

el Agustino , San Pedro y San Cosme debido a que Lima  era muy chica para  tanta gente que empezaban a llegar de la sierra.


Cierto, había chacras, terrenos eriazos  en Santa Anita, Salamanca, San Luis, por todo sitio alrededor de Lima pero nadie podía invadir porque tenían dueños y si unos lo hacían lo sacaban a balazos la policía. Entonces invadieron los cerros.


Esta foto debe ser del año 50, antes que me llevaran a vivir allí porque no se ve la casa del “chileno”, de “cholitin”, de Medina; y el local comunal está a medio construir, sin embargo, se nota la cruz que luego llevaron al arriate encima de tu casa.


Bajando el local hacia la carretera Marcelino Torres   se ve un grupo de casas de estera que obstaculizan la calle y curvan la carretera.

Ese grupo de casas eran de negros, supongo que desalojados de los corralones de la pampa por los que se dedicaban a empadronar y traficar lotes.

Esa ralea de casas tenía un pasaje abierto por donde niño solía curiosear, en efecto, todo eran familia morenas.


Te cuento, en tiempo de navidad en un día 24 a eso de las siete de la noche salía de ese cama de casas niños zapateadores, morenitos todos, vestidos de blanco con doble banda en el pecho adornado con lentejuelas, espejos, pedrería, con sombrero de copa alta.

Acompañado por un violín empezaba la ronda villancica, acompasados cada integrante con una campana y una especie de chicote que tomaban por las puntas y acompañaban el zapateo con gracia y energía. Se detenían y cantaban una tonada algo así:

“mi mama me entregó al niño Jesús…” y reanudaban el zapateo.


Bajo la dirección de un caporal mayor que iba adelante.


La pallita de morenitos danzaban de frente hasta la entrada del barrio:

el pilón*

la línea del tren que venía de Atocongo

la sequía que venía de Santa Anita*


Luego regresaban. A la altura del colegio amarillo 581 -parte trasera- bajaban por el talud a la pampa hasta la posta antigua -en cuya pared grande se veía películas al aire libre- que ya no existe, y regresaban a la tanda de casas  donde había un nacimiento negro y las señoras morenas daban  chocolate y dulces a los bailantes y vecinos.


¡Cómo no reconocer esta foto, primo!

¡ feliz navidad!


_

*primera cuadra de la actual avenida Riva Agüero del distrito El Agustino


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